En Bolivia existen 33 etnias o formaciones
etnosociales distintas, reconocidas oficialmente como tales, y con un abanico
poblacional que va desde las macro etnias Quechua (2.500.000) o Aymara
(1.500.000), hasta el otro extremo como la micro etnia Pacahuara (11 personas).
Al interior de las etnias de mayor población aparecen muchas configuraciones de
identidad sociocultural diversa, como el caso de los Callahuayas
(aymara-quechuas), los Tentayape (guaranís), los Paiconeca (chiquitanos), los
Ignacianos y Trinitarios (mojeños), los Joaquinianos (baures),los
afrodescendientes (aymara-criollos), y muchos otros que conservan
singularidades etnoculturales dentro de los cuerpos sociohistóricos y
sociolingüísticos mayores.
En
este punto afirmamos que la etnicidad de la totalidad de las etnias de tierras
bajas -a pesar de que sus organizaciones sociopolíticas estén comprendidas
dentro del ordenamiento legal del país, y de haber recibido por parte del
Estado la promesa de obtener el reconocimiento de sus tierras tradicionales-
sufre algún grado de vulnerabilidad permanente.
“El
desafío actual de las comunidades y organizaciones indígenas consiste en
consolidar territorios viables que faciliten un desarrollo como ellas mismas se
lo plantean:
1) La consolidación jurídica de la propiedad
del territorio y del acceso a los recursos naturales en su interior;
2) La
consolidación de la gestión indígena del territorio, tanto para administrar
internamente el propio espacio, como para negociar y relacionar con sectores no
indígenas presentes en el territorio;
3) La consolidación económica y social,
mediante el desarrollo de las comunidades de la manera que ellas mismas
proponen”
Pueblos
indígenas en situación de Alta vulnerabilidad en tierras bajas.
En
esta sección destacamos que de las 29 etnias que componen el mosaico
etnocultural de la amazonía, chaco y oriente de Bolivia, nosotros
caracterizamos al menos 14 de ellas que presentan diferentes situaciones de
vida extremadamente crítica. Los pueblos que entran claramente en esa
caracterización son:
Amazonía:
Araona (97); Machineri (200);Ese Ejja (2.300); Moré (300); Chacobo (850);
Pacahuara (11); Yaminahua (400); Mbya Yuki (120);Sirionó (800); Yuracaré
(3.600).
Chaco-Oriente:
Guaraní (77.000, con casos especiales); Guarayo (11.000, con casos especiales);
Ayoreo (2.500, con casos especiales); Tapiete (130); Weenhayek (2.500).
No
vamos a extendernos en la consideración pormenorizada de cada caso, que por lo
demás requiere de los estudios específicos y en profundidad que recién estamos
adelantando; sin embargo es posible señalar las razones para esta caracterización,
algunas en realidad comunes a todas las etnias de tierras bajas, que en estos
casos se agravan extremadamente:
Bajísima
densidad poblacional, con alto riesgo de reproducción biológico- vegetativa,
donde la totalidad de las familias sufren de forma masiva el hambre y la
desnutrición, la constante mortalidad infantil y la indefensión general ante
las enfermedades (habiendo sido poblaciones muy numerosas en sus orígenes).
Carencia
de recursos naturales de subsistencia, por carecer de tierras, mínimas, o por
ocupar tierras eriazas, improductivas y pobres de vida natural (víctimas del
despojo, empujados a sitios inhabitables por el latifundismo).
Grupos
étnicos que están bajo tutorías foráneas, no demandadas por los nativos, que
aunque intervengan a título humanitario, efectúan traslados forzados de hábitat
y desarrollan una labor de inmovilización y aislamiento artificial de estos
pueblos.
4)
Grupos étnicos perseguidos por sectas religiosas.
5)
Ser víctimas de desalojos con violencia armada por parte de sicarios, cuando
los indígenas se asientan en sus propias tierras tradicionales, ahora
detentadas por los latifundistas (casos Guaraní de Pananti en Tarija, o
Guarayos en Santa Cruz).
6)
Víctimas de la presión de colonizadores de tierras andinos, madereros, empresas
agrícolas, ganaderas, petroleras y mineras; narcotraficantes y comerciantes
inescrupulosos.
7) La
existencia hasta el día de hoy de familias cautivas en servidumbre perenne por
deudas absurdas, sin remuneración y sometidas a pago en especie vil, y
mantenidas en relaciones laborales semiesclavistas , como otros casos de
centenares de indígenas de la etnia Guaraní, en haciendas de las provincias
Luis Calvo y Hernando Siles de Chuquisaca, y en otras de Santa Cruz y Tarija
Difícil
accesibilidad a los centros de auxilio médico o de escolarización, viviendo en
estado de abandono, que no es lo mismo que el aislamiento voluntario, puesto
que ya están contaminados con las enfermedades importadas por el hombre blanco
y mestizo, en tanto que los aislados no.
Pérdida
de cohesión sociocultural propia, al extremo de producirse casos de mendicidad
y prostitución para sobrevivir, en tanto individuos desarraigados, como sucede
con numerosas personas de los Ayoreo en la ciudad de Santa Cruz.
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